sabato 29 settembre 2012

Las novelas de Perón


Las novelas de Perón


Indudable y constante presencia en la literatura argentina, Perón y Eva y el peronismo, han ofrecido con su cúmulo de hechos verdaderos e inverosímiles, material más que abundante para las ficciones que fueron acopiándose: “La fiesta del monstruo”, “Casa tomada”, “Esa mujer”, “La señora muerta”, “Cabecita negra”, “Mata Hari 55”, Eva Perón en la hoguera, Perón en Caracas, Santa Evita, La novela de Perón, exigua enumeración de una extensa serie que confirma la potencia de la fábula peronista de que hablara Borges en “El simulacro”. Forjada, decía él “para el craso amor de los arrabales”, y sin embargo su destinatario no fue sólo el amor sino también el odio e involucró mucho más que a los arrabales (incluyendo al propio Borges). Porque la resultante fue un imaginario constituido por representaciones nada homogéneas, y por lo mismo tan fuertes y persistentes como para generar actos heroicos o miserables, siempre apasionados. Rasgos épicos y de leyenda son parte constitutiva del peronismo, sus gestas, sus padeceres y desde luego las propias vidas de Perón y Eva. Además de sus roles protagónicos en la historia nacional, también se convirtieron en personajes centrales no sólo de biografías sino también de las ficciones, como si se tratara, por uno u otro camino, de hallar explicación a un fenómeno que trasciende lo político. Esa búsqueda ha llevado a remontarse a los orígenes y las genealogías pudieron exhumar prosapias honorables o despreciables, matrimonios y concubinatos, hijos legítimos o ilegítimos. Biógrafos, historiadores, sociólogos, psicólogos, literatos, investigadores todos, han elaborado y elaboran hipótesis, recaban documentos (no siempre encontrados), coleccionan declaraciones de testigos o de afanosos exploradores en pos de la prueba fehaciente para una interpretación siempre moldeada según la vara con que se mide y con la ineludible presencia de lo que se infiere e imagina.

La historia de Juan Domingo Perón, incluso la más conocida desde su actuación pública, provee suficiente dificultad para el establecimiento incontrovertible de muchos de actos, por no hablar de sus dichos. Cuanto más si se trata de los años iniciales de la vida de quien sigue siendo en Argentina una omnipresente figura, incidiendo en presencia y ausencia. Entre adhesiones y rechazos, él mismo fue objeto de perfiles multifacéticos, desde un filofascista hasta un líder revolucionario. A lo que se puede agregar que con sus ambigüedades, astucias o silencios (aun en la obra de su biógrafo Enrique Pavón Pereyra) abonó tales relatos, por lo que las versiones se suman y coexisten, sin que parezca prevalecer una sola como la auténtica. La ficción desata entonces su poder para rastrear la verdad que puede anidar en la conjetura.

Preguntas como ¿dónde y cuándo nació Perón y quiénes fueron los padres y antepasados? no buscan una mera información, sino que importan, y mucho, porque esta recurrencia a la génesis trata de colmar el deseo de establecer determinaciones según las circunstancias del nacimiento, crianza, educación y episodios tempranos signando un destino. O bien, sin que se trate de una especie de rígido principio de causalidad, de merodear en presunciones para hablar de lo que pudo haber sido, aprovechando así los entretelones de lo posible por sobre lo probable. Tal sería el sentido de La máscara sarda, de Luisa Valenzuela, centrada, como enuncia el subtítulo, en “El profundo secreto de Perón”.

La primera parte de la novela, la más extensa, ubicándose en un preciso momento altamente significativo en la historia argentina, el 16 de junio de 1973, al filo del regreso definitivo del líder a la patria, narra el otro viaje que el general debe hacer en esa larga y sombría noche hacia un pasado lejano. En notable contraste de tonos, surge una especie de contrapunto entre Perón y López Rega. La voz melosa y falsamente humilde del secretario se corta brusca ante el lenguaje acriollado del general, reacio al comienzo a someterse a las exhortaciones del Brujo para evocar los remotos hechos de Cerdeña. Lo acontecido a ese niño nacido allí remite a antiguos y persistentes rituales del lugar, por lo que vocablos en sardo se incorporan al relato sucesivo de episodios que van emergiendo en vigilia tensada entre lo que hablan en el “claustro” y lo que Perón sueña. El sueño es recuerdo, trasposición a momentos quizás olvidados o reprimidos, poblados de ceremonias y oficiantes, manifiestos en palabras que por su extrañeza (el Mamuthòn, la Filonzana, la Gracia, el Issohador, la Accabadora) enfatizan los misterios, a la vez que, en movimientos espiralados y con un ritmo variable, sirven para develar peripecias (infortunios y goces), trascendiendo el tiempo inicial e infantil para ir enlazándose con el posterior de juventud y adultez en una feliz combinatoria narrativa capaz que espesa y amplifica la significación, al relacionar un orden de creencias y mitos con concretos acaeceres.

Nombres de plantas pautan las tres partes en que se divide la escena de Perón como si se conjugaran la tangible presencia del pero selvático, el molle y el madroño con sus simbólicas dimensiones. Si la primera y la tercera remiten a la casa de Madrid, en un lapso de unas cuantas horas, la segunda, en otro de esos movimientos temporales implicados en la narración, se remonta a principios del siglo XX, poniendo en penumbras la exactitud del año (¿1909... quizá, quién sabe...?) pero a la vez es precisa como un hito y un punto de viraje, porque de ahí surge Juan Perón con su más notoria y prevalente máscara, la cual no dejaría de tener sus zonas oscuras, subterfugios, equívocos y estrategias del decir y no decir en toda su trayectoria. En los recodos de penumbras indefectible anida la muerte. La que antecede y sigue a ese día madrileño. La que estaría en Ezeiza y la suya propia insinuada entre rimbombantes frases que “Lopecito” pronuncia mientras en registro coloquial mastica mentalmente su venganza.

En un estilo elaborado la novela va tejiendo, como la Filonzana, las voces con sus tonalidades diversas, en consonancia con lo que cada uno de los personajes aporta para armar ésta, que, como todas las otras versiones, no excluye al resto sino que agrega a la historia de Perón una inquietante extrañeza. ¿Sardo? ¿Asesino?

En la “Bitácora”, ubicada acertadamente como epílogo, la autora cuenta de qué modo (espejando su propio relato) fueron concatenándose experiencias, indagaciones y tentativas en un movimiento acelerado hasta dar forma y consecución a esta nueva novela de origen y desenlace de Perón.

LA MASCARA DE HIERRO - Pagina 12 -Buenos Aires - Argentina - Juan Pablo Bertazza


libros
DOMINGO, 23 DE SEPTIEMBRE DE 2012Página/12

LA MASCARA DE HIERRO

Hace dos años, después de publicar El mañana (2010), Luisa Valenzuela decidió que no volvería a escribir novelas. Con ese espíritu se fue, en febrero de este año, a Cerdeña, a hacer una crónica sobre máscaras, a propósito del carnaval de la isla italiana. Y allí se encontró con una historia que la obligó a romper su propia promesa. La historia es la del verdadero origen de Perón que, según aseguran en Cerdeña, sería italiano, de nombre Giovanni Piras; y la novela es La máscara sarda, donde además de rastrear la identidad del líder, Valenzuela vuelve a repasar la relación con López Rega, como lo hizo en Cola de lagartija, y a revisitar su gusto por las máscaras, el ocultismo y la magia, para agregarle al mito de Perón una nueva e inquietante extrañeza.
 Por Juan Pablo Bertazza
Así como el lenguaje nos diferencia de los animales, las máscaras nos constituyen como personas. “Persona” remite, en su etimología, a las máscaras con un hueco a la altura de la boca que se usaban en el antiguo teatro griego para que los actores pudieran proyectar la voz, tener palabra. Hay algo de inevitable pluralidad en las máscaras, algo de capas de cebolla que se van pelando, una especie de escalera infinita hacia una desnudez siempre aplazada. Cuesta encontrarle un punto de origen al encantamiento de Luisa Valenzuela por las máscaras, pero es de muy larga data y está ligado a los viajes: como de chica no la dejaban cruzar la calle sola, empezó a inventar diferentes destinos dentro de la manzana de su casa, formada por las calles 11 de Septiembre, Teodoro García, 3 de Febrero y Zabala, donde había mucho terreno baldío. Así, esa manzana se fue llenando, poco a poco, de civilizaciones y paisajes como la selva amazónica y la Malasia, de máscaras que estuvieron presentes desde el principio de su obra –en las primeras páginas de su temprano libro Aquí pasan cosas raras dice: “Pedro y Mario tienen color, tienen máscara y se sienten existir”–, están presentes a montones en el galpón de su actual casa en Belgrano –de todas las formas, de todos los colores y de todos los países del mundo– y están inscriptas, por supuesto, en la genética de su flamante novela, La máscara sarda. Luego de publicar hace unos años El mañana, libro que ella misma considera su legado, su ars poética, que tardó siete años en hacer, Valenzuela juró que no volvería a escribir una novela. Pero en febrero de este año viajó a Cerdeña, cuna de uno de los carnavales más atractivos del planeta, con el propósito de escribir una nota sobre máscaras. Y volvió muy acelerada con un secreto, una historia que solo podía ser contada a través de una novela y una máscara sin terminar cuyos rasgos tenían un notable parecido (de esto se daría cuenta al volver del viaje) con Juan Domingo Perón. La historia, precisamente, esconde el secreto más profundo de uno de los hombres más importantes de la historia argentina: un origen sardo (es decir, italiano), un nombre verdadero –Giovanni Piras– y un enigma que, de tanto querer ocultar, él mismo habría olvidado. Otro sorprendente ladrillo en la pared de los borroneados nacimientos de los principales referentes argentinos, un interrogante que alcanza además a Eva, Tita Merello y Carlos Gardel, de quien por estos días se asegura que nació en Toulouse. Por supuesto, la relevancia de la persona Perón y las confusiones en torno de varios datos de su biografía que él mismo se encargó de generar (¿nació en Lobos en 1895 o en 1893 en Roque Pérez?) ayudaron y mucho. Valenzuela se tomó varias licencias para construir esta novela: enamora a Perón de Grazia Deledda, Premio Nobel de Literatura en 1926, disecciona la incomprensible relación entre el General y su secretario López Rega, el Brujo, el huevo de la serpiente, el inefable personaje resentido por la candidatura de Cámpora, que tortura y castiga a Perón, que vampiriza su yo en las entrevistas que Perón concede a sus biógrafos (entre ellos Tomás Eloy Martínez) y que intenta, entre otras cosas, la transustanciación a Isabel del alma de Evita, en el escenario de la quinta 17 de Octubre, del barrio de Puerta de Hierro, durante el exilio del líder. Algo que ya había trabajado Valenzuela en una novela anterior, Cola de lagartija, aunque ahora incorpora fragmentos de un material ¿valioso?, bizarro, inhallable: fragmentos del libro sobre esoterismo escrito por el propio López Rega. También abreva en una investigación de un autor sardo y un libro del doctor Hipólito Barreiro, ex embajador en Liberia y médico personal en España del tres veces presidente argentino, donde asegura que Perón es hijo de una mujer tehuelche. Valenzuela trabaja con un sustrato de veracidad, pero sin dejar de entrar al barro de la ficción, valiéndose de las rimas de significado del lenguaje, asociaciones y coincidencias notables como la recurrencia del número tres (la tercera posición, la Triple A, el triángulo Perón, Isabel, López Rega, las tres máscaras emblemáticas de Cerdeña, que son la de la Filonzana, la del Mamuthòn y la del Issohador) o la curiosa y mística hermandad entre la isla de Cerdeña y el Puerto de Buenos Aires, ya que ambos se consagran a una misma protección, la de Santa María del Buen Ayre: “Tanto Cerdeña como la civilización sarda son exóticas, antiguas, atávicas, telúricas y maravillosas, por eso enterarme de un aspecto inesperado de algo tan familiar como Perón fue muy raro; lo más interesante es que esta historia, que empezó a circular en Italia a principios de la década del cincuenta, y cuya investigación incluye notas en varios periódicos, muchos libros y la división de Cerdeña entre quienes la creen y quienes no, nunca se conoció en la Argentina”, se sorprende Valenzuela y explica por qué decidió centrarse en aquella etapa de la historia argentina, entre el exilio y la tercera presidencia de Perón: “Es muy atractiva esa época porque marca la presencia del mal y, sobre todo, de un vínculo muy fuerte entre el poder y el esoterismo, como si la búsqueda del poder absoluto tuviera que ponerse de acuerdo con algún plano superior. Pasaban tantas cosas inverosímiles que ficción y realidad, indudablemente, se tocan, dispara Valenzuela, y es cierto que, como la máscara, lo relevante no pasa tanto por la veracidad de la anécdota sino por la función que ejerce, lo que aclara, lo que descubre: las conexiones fascinantes que se tejen entre historia y literatura, dónde empieza una y dónde termina la otra, cuál es cara y cuál es máscara de la otra.

HIJA DE TIGRE

En La máscara sarda, además de desfilar personajes característicos de los carnavales y los antiguos ritos agrarios de Cerdeña, hay una verdadera obsesión por los árboles, árboles propiamente dichos, como el peral silvestre, cuya madera es utilizada en la isla precisamente para hacer máscaras, y los árboles genealógicos, acaso como un arma, una máscara de oxígeno para atravesar el mar de la incertidumbre que existe en torno de los orígenes de Perón. Pero también esa recurrencia de líneas de sangre y líneas de ombligo sirve para pensar algunos aspectos de la escritura de Valenzuela, cuya madre era Luisa Mercedes Levinson, una conocida escritora con una obra importante y una vida tan fascinante que Marco Denevi sentenció alguna vez que “la obra maestra de Luisa Mercedes Levinson fue ella misma”. Un dato no menor teniendo en cuenta, por un lado, que no abundan las relaciones de parentesco entre escritores de nuestro país y, por el otro, que la mamá de Valenzuela realizó una obra sólida en la cual se incluye “La hermana de Eloísa”, relato escrito en colaboración con Jorge Luis Borges: “Gracias a mi madre, pude conocer de chica a escritores como Sabato, Borges, Bioy y Mallea. El cuento que escribió con Borges me impulsó a escribir, me acuerdo que se encerraban en el comedor y cada tanto salían y me contaban que habían trabajado tanto que lograron completar una línea o me preguntaban cosas como ‘¿Qué te parece la frase ‘bustos ecuestres’?’ Yo, que tenía por ese entonces 14 años, pensaba que eran unos estúpidos”.
Lo paradójico es, en todo caso, la insularidad que caracteriza a Luisa Valenzuela, a tal punto que resulta imposible encontrarle algún tipo de filiación literaria: “Puede ser, unos críticos amigos de Estados Unidos me decían, en la época en que empecé a volver al país, que era una escritora rara porque no me podían ubicar en ninguna tradición, que era como nacida de gajo. Quiero decir, me gusta mucho Cortázar, por ejemplo, pero no creo que haya ninguna influencia”, confirma Valenzuela.
¿Ni siquiera con tu mamá encontrás semejanzas?
–Mamá decía que éramos Dumas padre e hijo, claro que yo quería ser Dumas padre y escribir Los tres mosqueteros, pero la verdad es que a nivel literario no tenemos nada en común: ella decía que yo era demasiado analítica para ser escritora, ella era más intuitiva, pero tenía una intuición que no la ayudaba en la vida sino sólo en la literatura, éramos polos opuestos. De Aquí pasan cosas raras, por ejemplo, me dijo que era un libro escrito de repente y debía ser más reflexivo. Ojalá aprendiera a aprender, todo lo tengo que descubrir por mi cuenta, no sé encontrar un modelo y trabajar sobre ese modelo.

DIMENSION DESCONOCIDA

Más allá de la imposibilidad de enmarcarla en alguna tradición, hay varios aspectos que se suelen asociar rápidamente a esta escritora: su trabajo como divulgadora de la Patafísica, sus constantes viajes y residencias en México y Estados Unidos, que le posibilitaron presenciar, por ejemplo, el nacimiento del grupo Tel Quel en Francia, su naturaleza prolífica, su lenguaje haciendo malabares entre el humor y lo poético. Acaso una serie de máscaras que viene a ocultar un rasgo inesperado y sorpresivo de su obra, que renace en esta novela: su faceta política, más allá de haberse iniciado en la literatura con la idea o el mandato de que la ficción y la política no podían ir de la mano. Sin embargo, libros como Aquí pasan cosas raras, que da cuenta de la clandestinidad y riesgo que se vivía en los bares en épocas de transición entre la Triple A y la dictadura, o Cambio de armas, otro conjunto de cuentos, escrito en 1977, que revisa, en tiempo real, el período más oscuro de nuestra historia y fue publicado en Nueva York recién en 1982, dan clara cuenta de eso: “En el ’72, cuando estaba por volver Perón, decido irme a Barcelona por un año con mi abuela, que era catalana. Es decir, largo todo cuando estaba por llegar al poder Cámpora, vuelvo en el ’74 y me encuentro con ese terrorismo de Estado, me fui en un momento eufórico y volví con una atmósfera de mierda, entonces me pongo a escribir Acá pasan cosas raras. Cambio de armas lo escribí, sí, durante la dictadura, era tan fuerte que no se lo mostré a nadie por miedo a comprometerlos –cuenta Valenzuela–. Rodolfo Walsh me apoyó mucho. Me acuerdo que en la época de Operación Masacre le dije, preocupada, que mi ideología no aparecía en mis relatos y Walsh me respondió: ‘Tu ideología está en tus cuentos aunque vos no quieras’”. No es un dato muy conocido que Valenzuela trabajó en la revista Crisis: “Trabajé casi dos años, pero no quería figurar por miedo a que me echaran de La Nación, pero a mí me interesaba más Crisis, aunque pagaba muy poco, no podía estar en el mostrador, no podía aparecer, pero lo bueno es que trabajando en los dos lugares logré que publicaran algunos hábeas corpus en La Nación cuando alguien desaparecía; Víctor Claiman, que era un jefe de redacción del diario en esa época, los pasaba de contrabando. Hasta que decidimos no publicarlos más porque cuando se hacía pública la desaparición de alguien, lo terminaban matando”.

DIVINAS ADIVINAS

Entre todos los viajes y máscaras, Luisa Valenzuela tuvo tiempo para pensar y experimentar algunos fenómenos de otro nivel, más allá de lo cotidiano: en el Tíbet, en Brasil y hasta en Nueva York. donde caminó sobre fuego. Las fronteras entre los elementos suprasensibles, la magia y las siniestras prácticas e ignorancia de personajes como López Rega suelen ser difusos, pero ella conoce una clave que sirve de límite: “Cobrar dinero a cambio de un don implica perderlo”, aclara.
Valenzuela considera ambigua su relación con el esoterismo, y en esa ambivalencia puede encontrarse más de una clave de su literatura e incluso en marca de estilo que trabaja Valenzuela entre la ficción y la historia: “Desconfío de los grandes gurúes que vienen, pero sí creo que pasan cosas a otros niveles. Creo que hay una dimensión de energía que te hace entrar en otros planos. Me pasó escribiendo Cola de lagartija: hubo cosas que inventé vilmente y terminaron sucediendo, como la aparición del diario peronista La Voz, o cuando dije que López Rega tenía tres testículos y tiempo después le sale un cáncer de testículos”.
Luisa Valenzuela vivió al respecto algo extraordinario, que nunca antes había contado, vinculado con la periodista Stella Calloni, autora de una reveladora investigación sobre el plan Cóndor: “Ella militaba en la izquierda y yo la ayudaba durante la dictadura, en esos momentos de suma clandestinidad. En esa época, me agarró una depresión terrible por cosas de la vida y tenía un dentista loquísimo que como odontólogo era malísimo, pero funcionaba casi como psicólogo. El me recomienda consultar a unas adivinas, dos mujeres que habían resuelto un extraño robo de dos camiones de estaño que la familia del dentista importaba a Bolivia, un caso que ni siquiera había podido solucionar la Interpol. Voy y me tiran las cartas, me dicen cosas muy vagas y, de repente, me alertan que una amiga mía rubia me está buscando porque la persiguen, y me cuentan de cabo a rabo la vida de Stella Calloni, aunque me dijeron tres cosas que no podían ser, en eso pifiaron, pensé. Estuve seis horas con ellas, cuando vuelvo a casa me llama Stella a la una de la mañana porque me necesitaba urgente. Luego de escucharla le cuento aquellas tres cosas y me confirma que son ciertas, pero que ella no las había contado nunca. Fue algo alucinante, eran divinas, dos rusas, madre e hija, que se llamaban Fanny y Zelda Drucaroff. Murió la madre y al poco tiempo la hija. Te leían todo: hasta las cenizas que se te caían del cigarrillo”, cuenta Valenzuela y agrega, como si se acabara de dar cuenta, que, al poco tiempo, escribió la novela sobre López Rega, Cola de lagartija. ¿Usar las máscaras de la ficción para hablar de la historia significa inventar o percibir algo de ese contenido inefable que requiere otra perspectiva para entender? Valenzuela es especialista en esos trucos de la novela histórica capaz de pescar hilos que están sueltos en el aire, un discurso histórico que mirando desde otro lado el pasado arma, al mismo tiempo, un futuro inmediato. ¿Tendrá el mismo valor, ahora, la aparición de La máscara sarda? ¿Habrá algo cierto en eso de que Perón nació en Cerdeña? Como el mago que demora más de la cuenta en su truco, Luisa Valenzuela asegura: “Yo no creo en esa historia demasiado traída de los pelos”.
¿Ahora lo viene a decir?

A esta altura, es lo de menos

sabato 22 settembre 2012

Ernesto Che Guevara. "E' morto uno di noi...forse il migliore" (Juan Domingo Peron)


Tarde de historia y romance- LUISA VALENZUELA


17/09/12 -  Cúspide de Recoleta por los 50 años de la librería, las escritoras Viviana Rivero, Gloria Casañas y Gabriela Margall, hablaron el sábado sobre la novela romántica, mientras Luisa Valenzuela, Magdalena Ruiz Guiñazú y Florencia Canale, lo hicieron sobre la histórica.
Para la escritora cordobesa, Viviana Rivero, el proceso de escritura va de la ficción hacia la historia, mientras para la historiadora y escritora Gabriela Margall, es al revés. Según Gloria Casañas, “Lo único que debe cumplirse es la promesa de que el amor triunfe”. Para finalizar, las autoras leyeron fragmentos de sus últimas novelas, Lo que no se dice , La princesa de las pampas y Yoporá , respectivamente.
Vino después el turno de la novela histórica, las autoras hablaron del por qué de la elección de los personajes y de cómo recuperaron las diferentes épocas para la ficción.Sobre su último libro La máscara sarda , dijo Valenzuela: “Me interesaba ahondar las mil caras de Perón, sin pretensión de veracidad”. Florencia Canale, ficcionalizó, para su primera novela, la vida de la esposa del general San Martin, retratándolo a través de ella: “Hay cosas que no hay que perder y por eso vale la pena escribir”, dijo. El día 22 a las 18, Eugenio JuanZappietro, Mónica Ploese y Miguel Gaya hablarán de novela policial, y después, Sergio Sinay, Patricia Faur, Silvia Freire y Esteban Bachrach charlarán sobre superación personal.

venerdì 21 settembre 2012

il general Peron era sardo


Letteratura, Luisa Valenzuela: il general Peron era sardo

Una vecchia storia senza conclusione, quella sulle origini italiane del presidente argentino Juan Domingo Peron, torna a vivere con nuove prove nell’ultimo romanzo di Luisa Valenzuela, una donna che aveva deciso di abbandonare la letteratura ed è tornata per sorprenderla

Peron: alza la bandiera o cala la maschera? (foto: la rete)
Peron: alza la bandiera o cala la maschera? (foto: la rete)
Come spesso accade con la dietrologia di ogni genere, c’è una gran quantità di prove a favore della sconvolgente teoria che si vuole sostenere, ma nessuna di esse è definitiva: così è per la fuga di Adolf Hitler in Argentina o per la morte di Paul Mc Cartney avvenuta all’alba di un giorno del 1962, nell’umida campagna inglese. Per questo, nemmeno la storia secondo cui il presidente e fondatore della più totalizzante e famosa delle ideologie argentine, Juan Domingo Peron, sarebbe nato in un paesino del centro sardo chiamato Mamoiada arriverà probabilmente mai ad una conclusione, anche se continuerà a insospettire, attirare ed anche convincere la gran parte di quelli che l’incontreranno.
A proseguire quest’opera di mosche nelle orecchie, dopo diverse indagini di taglio storico, realizzate da altrettanti ricercatori più o meno noti, ora arriva anche una sua versione letteraria firmata dall’argentina Luisa Valenzuela. La maschera sarda, per il momento, disponibile solo in spagnolo, ma vista la quantità di traduzioni che vantano le altre opere dell’autrice, c’è da sperare che la versione italiana non tarderà molto ad arrivare. Comunque sia, sbaglia chi crede che si tratti solo di una favola, perchè la Valenzuela ha imbastito la propria storia dei fatti reali che hanno portato molti prima di lei a vedere con i propri occhi Mamoiada, un paese della Sardegna poco noto anche agli stessi sardi, e scoprire tutte i sorprendenti indizi di una verità nascosta.
Dal canto suo, però, la scrittrice non è arrivata in questo luogo antico perché stesse seguendo le tracce del paleo-peronismo, ma perché desiderava studiare la tradizione delle maschere e il loro significato nella cultura del carnevale isolano. Una volta a Mamoiada, però, Luisa, che aveva abbandonato il proprio paese con la promessa di abbandonare anche la forma del romanzo che pur le aveva dato una discreta notorietà, si è trovata di nuovo al punto di partenza: invece che agli antipodi che aveva cercato, si trovava in un paesino per certi aspetti molto simile a la sua città, Buenos Aires.
Il primo di questi aspetti è sicuramente il principale edificio del paese: una casa rosa, la cui struttura architettonica e il cui colore ricordano, neanche troppo vagamente, il palazzo di governo argentino, cioè la Casa Rosada di Plaza de Mayo. Un altro elemento, poi, era quello per cui alcune maschere del carnevale, che secondo le sue stesse parole “è qui una festa per accogliere l’inverno, che mobilita tutto il paese e caratterizza la sua anima più profonda”, hanno una fisionomia molto simile a quella del general Peron. Addirittura, le stesse vengono fabbricate dagli artigiani locali con il legno di pero selvatico.
La teoria che la Valenzuela propone ne La mascara sarda, è che Peron abbia trascorso la sua infanzia sull’isola, in una specie di idillio pastorale poverissimo e avulso dal mondo. Poi, emigrò quasi adolescente con la propria famiglia in Argentina, una terra dove sviluppò il suo più noto concetto politico, composto da un fortissimo patriottismo. In questa fase della sua crescita, il giovane Peron avrebbe visto la necessità di nascondere la propria origine, prima di tutto per un motivo pratico e poi per uno simbolico: la Costituzione argentina, infatti, proibisce agli stranieri di occupare cariche politiche, né tanto meno di diventare presidente. D’altra parte, poi, vedeva come poco legittimo il suo patriottismo, se non avesse rivendicato un’autentica argentinità.
Nell’identità che avrebbe scelto, posizionandone la falsa origine nel cuore dello sterminato paese che ha governato per molti anni, cioè nella profonda Patagonia, non avrebbe però voluto cancellare del tutto il suo vero passato, quindi, mantenne un segno di Mamoiada nel nome, quel pero che serviva a fare le maschere tanto care ai suoi compaesani e che lo portò a chiamarsi Peron.
Nell’invenzione di Valenzuela, un vecchio Peron esiliato in Spagna come veramente fu, in procinto di rientrare in patria per il suo ultimo governo, viene costretto dal suo famoso segretario traditore: Lopez Rega, a fare i conti con un passato che ha represso prima di sognare davvero fino a dove sarebbe potuto arrivare. Il presente storico dell’anno 1974, viene alternato ai barlumi sull’infanzia a Mamoiada e, con il modo dell’arte, torna fuori una vecchia questione, scomoda per molti peronisti, vera per molti altri.

La maschera sarda di Juan Domingo Perón di Maurizio Stefanini


La maschera sarda di Juan Domingo Perón di Maurizio Stefanini






“Ah! Lei è argentina! Lo sa che il vostro grande presidente Juan Domingo Perón era nato proprio qui!”. “A Mamoiada! E com’è che noi argentini non ne sappiamo niente?”. “Be’, perché sono stati i vostri servizi segreti a nasconderlo!”. Scrittrice di Buenos Aires finita in Barbagia per una ricerca sul Carnevale sardo, Luisa Valenzuela forse esagera volutamente nel riferire della sua assoluta sorpresa. Ripetuta dai giornali sardi fin dal 1951, la storia, o leggenda, era stata in effetti oggetto di un libro del 2000 del sardo Peppino Caneddu di cui la stampa argentina aveva parlato ampiamente, discutendo delle prove in pro e in contro. Tra queste, però, non c’era quella da cui Luisa Valenzuela ha tratto l’improvvisa intuizione proprio grazie allo studio che stava facendo. Fateci caso anche voi: la maschera lignea di un Mahmutone, non è forse identica al volto del generale dei descamisados?  E di che è fatta poi, se non di legno di pero selvatico? Pero, Perón. Ma chi raffigurano poi i Mahmutones se non Bacco-Dioniso, antica divinità pagana delle forze della natura? E cos’è il populismo peronista, se non un’irruzione del dionisiaco in politica? La folla in perpetuo delirio, la redistribuzione delle risorse trasfigurata in consumo e spreco orgiastico, e perfino quella meravigliosa Arianna abbandonata e poi incoronata dal Presidente a santa degli oppressi, corrispondente al nome di Evita.
Ovviamente, non sono “prove” da saggio storico. Ma da romanzo sì: e “La  máscara sarda” è appunto il titolo del romanzo storico che è uscito a agosto per Seix Barral (248 pagine, 99 pesos). Era stato lo stesso Perón a spiegare che il suo cognome era in realtà una deformazione dell'italiano “Pieroni”. Il suo bisnonno sarebbe stato un medico “di un Paese vicino a Sassari” emigrato a Buenos Aires nel 1860. Ma quando lui era giovane le leggi impedivano agli immigrati di entrare all’Accademia Militare. Nato a Mamoiada nel 1892, emigrato a 17 anni in Argentina e sposatosi con la figlia del facoltoso possidente di origine italiana presso la cui impresa si era impiegato, Giovanni Piras sarebbe stato dunque aiutato a studiare da ufficiale dal suocero, impressionato per la sua brillante intelligenza. Ma prima avrebbe dovuto occultare la sua origine, cambiando il nome. Va ricordato che questo Giovanni Piras nato a Mamoiada nel 1892 è esistito davvero, e le foto lo mostrano somigliante al generale in modo impressionante. Emigrò nel Chubut, la regione in cui Perón trascorse la sua infanzia; ma dopo il matrimonio non diede più notizie di sé. Davvero era diventato Perón? O semplicemente aveva interrotto i rapporti con la famiglia perché non informato della morte della madre.
Luisa Valenzuela ci ha poi  mescolato l’altra leggenda di Juancito Sosa: figlio illegittimo di una teuhelche, che avrebbe cambiato nome perché in Accademia avevano problemi anche bastardi e meticci. Immagina dunque Piras che si fa adottare dalla madre dell’indio, morto a 17 anni. E poi sostituisce una terza identità alla seconda che ha già sostituito la prima: una delle pagine più suggestive mostra Perón davanti alla tomba dove è scritto il nome di Giovanni Piras, e dove è invece seppellito Juan Sosa.  “Lei è trino mio generale”, gli dice poco prima della morte José López Rega: il Rasputin che lo tiene in pugno proprio perché conosce l’intricato mistero delle sue origini. “Lei è Juancito Sosa ed è Juan Perón, naturalmente, ma non dobbiamo dimenticare che prima di tutto lei è Juanne di Mamoiada, quello che chiamavano anche Juvanneddu o Jovennu. Lei è la reincarnazione di Dioniso, colui dai molteplici nomi”.

LA MASCARA SARDA ( di ANNA BROTZU)


“La máscara sarda”

FONTE  CAGLIARI PAD
peron
Le molte vite (vere o verosimili) di Juan Domingo Perón Sosa (alias Juanne Piras da Mamoiada) fra storia e mito: trame della memoria e dell'invenzione ne "La máscara sarda" della scrittrice Luisa Valenzuela, sulle tracce dell'uomo dalle tante identità, nato forse in Sardegna (o forse  a Roque Perez, come Juancito Sosa) e diventato, al culmine di una brillante carriera militare, presidente d'Argentina. Un romanzo storico la cui ispirazione trova radici nell'Isola al centro del Mediterraneo, nel paese dei Mamuthones, in un incontro che svela casualmente all'autrice una delle possibili soluzioni dell'enigma della nascita del caudillo: verità o leggenda, il legame tra l'emigrato  Giovanni Piras e il quasi omonimo fondatore del Partido Justicialista trova un singolare e emblematico riscontro nella nera visera del protagonista del rito apotropaico nel carnevale barbaricino.

La somiglianza impressionante, riscontrata dalla Valenzuela,  tra la lignea maschera del mamuthone e il volto di Perón è indizio e insieme trasfigurazione del presidente argentino, quasi incarnazione di un moderno Dioniso, suscitatore di entusiasmi e consensi nelle folle, trionfante emulo nella sua capacità di sedurre e trascinare il popolo dell'antico dio dell'estasi e dell'ebbrezza. Il segreto fuoco del Peronismo ha dunque l'ambiguo potere del signore della vite e del vino, e la stessa ferocia (basti pensare a Penteo e le Baccanti) verso gli oppositori al culto (della personalità): presidente illuminato, modernizzatore del paese e sostenitore della classe operaia o dittatore populista, inviso certamente all'alta borghesia e alle alte gerarchie ecclesiastiche, Perón è ancora una figura controversa e discussa nella storia del Novecento.

Il mistero delle sue origini - ufficialmente  figlio di Juana Sosa Toledo, di lontana genealogia tehuelche e di Mario Tomás Perón, di origine spagnola, scozzese e italiana sarda - accresce il fascino letterario del presidente, e con questo nodo ancora irrisolto di teorie dissonanti si è cimentata la scrittrice argentina, scegliendo per il protagonista del suo romanzo la versione barbaricina (tenuta nascosta, riferisce la fonte sarda, con la cancellazione di tracce e documenti a opera dei servizi segreti). Juanne Piras dunque, emigrato oltremare a 17 anni in cerca di miglior fortuna (lo stesso  Perón spiegava il suo cognome come deformazione dell'italiano "Pieroni", dal bisnonno  medico "di un Paese vicino a Sassari" trasferitosi a Buenos Aires nel 1860), nato a Mamoiada ma costretto a fingersi argentino per frequentare l'Accademia Militare (grazie all'aiuto del ricco suocero, colpito dall'intelligenza del giovane sardo).

I fatti accertati su Juanne finiscono nel Chubut, la regione in cui Perón avrebbe trascorso la sua infanzia: dopo il matrimonio il mamoiadino non diede più notizie alla famiglia, e qui, coincidenza o nuova identità, le due storie, del sardo emigrato e del futuro presidente sembrano convergere (o perfino sovrapporsi). Il resto è racconto, creazione fantastica tra le suggestioni del carnevale in cui la Filonzana regge i fili dell'esistenza, la maschera del mamuthone e il compito dell'Accabadora - ma  Luisa Valenzuela non rinuncia neppure alla facies indigena (la possibile origine tehuelche), intrecciando il destino di  Perón e quello di un giovane indio, disegnando in Juana Sosa un potente e universale ritratto di madre. Sull'identità di  Juanne Piras/ Juan Perón aveva già scritto  il giornalista Nino Tola nel 1951 e successivamente la tesi è stata ripresa da Peppino Canneddu, da diversi studiosi e ancora ripercorsa da un'altra firma illustre della stampa italiana, Giovanni Maria Bellu, ne "L'uomo che volle essere Perón".

L'enigma si risolve in romanzo, ma lo sguardo femminile di Luisa Valenzuela coglie nel riflesso della maschera sarda l'analogia tra Perón e il Dioniso/ Mamuthone - anche nella sposa, la bella Arianna elevata a santa protettrice degli oppressi, Evita e affida la chiave di quel segreto custodito per tutta una vita a el Brujo, lo "stregone" José López Rega - perché nelle storie, reali e di carta, sapere è potere, e difficile, grave e a volte pericoloso è il peso della verità.



sabato 15 settembre 2012

El origen de Perón, un mito que crece y toma forma de novela (L'origine di Peron, un mito che cresce e prende la forma del romanzo)


FONTE: http://www.eldia.com.ar/edis/20120819/el-origen-peron-mito-crece-toma-forma-novela-septimodia5.htm


El origen de Perón, un mito que crece y toma forma de novela  



Un viaje a los carnavales de un pueblo de Cerdeña enfrentó a la escritora Luisa Valenzuela con una información sobre el supuesto nacimiento de Perón en la isla -investigado por estudiosos y que dio origen a algunos libros- noticia disparadora de una novela sobre la elusiva identidad de un mito y sus múltiples máscaras.


La Máscara sarda (El profundo secreto de Perón) , recién publicada por Seix Barral, comenzó a escribirse en la pequeña ciudad de Mamoiada donde la escritora entrevistó a un referente local de los carnavales, Giannino Puggioni, presidente de la Asociación Pro Loco de Mamuthones e Issohadores, “las máscaras emblemáticas de ese pueblo que signan -además- la identidad de toda Cerdeña”, apunta Valenzuela en el libro.


Y agrega: “No llevaba ni cinco minutos hablándonos de esos seres del inframundo que conforman los ritos agrarios cuando advirtió que yo era argentina. Una enorme sonrisa le iluminó entonces el rostro. Y me lo espetó sin anestesia: ‘¿Acaso no sabe usted que Juan Domingo Perón era sardo, y nació acá, propio en Mamoiada?’”.


Valenzuela, autora de Hay que sonreír , El gato eficaz , Como en la guerra , Cola de lagartija ,Realidad nacional desde la cama , La travesía , El Mañana y Cuidado con el tigre , comprendió que en esa anécdota estaba el germen de otra novela.


Rodeada de máscaras traídas de Cerdeña, con libros que apoyan esa insólita tesis, incluso artículos periodísticos publicados en 1951 en L’ Unione Sarda, la escritora abrió las puertas de su casa para hablar de ese diálogo entre el general y José López Rega, donde el brujo intenta convencerlo de rememorar su infancia para recuperar ese pretendido origen sardo.


¿Por qué la decisión de hacer una novela con esta historia?


“La ficción permite articular algo que no se sabe si es verdad, por eso decido ser la Filonzana (la tercera y más oculta máscara de Mamoiada), surgió como mi alter ego y me permitió urdir una trama con hilos de realidad entrecruzados con los de fantasía”, escribe Valenzuela.


“Primero no creí lo que me contaban, después me empezaron a mostrar documentos, libros, detalles, y aunque hay versiones contrapuestas algunos sostienen que la historia es real (“¿Cómo un pueblo tan pero tan signado por la máscara puede dudar de que uno de ellos, de la noche a la mañana y en tierra extranjera, se haya convertido en otro diferente y haya ascendido hasta alcanzar la cumbre”, se pregunta en un pequeño anexo de la novela).


“Yo creo que Perón construía su propio mito y se encargaba de no aclarar demasiado determinados aspectos de su vida. Era ambiguo y leyendo a su biógrafo oficial, Enrique Pavón Pereyra, uno se da cuenta de que guardaba sus secretos y cultivaba el misterio en torno a su persona”.


¿Cómo son las máscaras sardas?


“Es un mundo tan misterioso el de los mamuthones y los issohadores, yo me puse una de las máscaras -no durante la vestición ritual, pero sí en la intimidad de un taller- y es como entrar en otro universo. Son máscaras muy pesadas, con cencerros que cuelgan en tu espalda y comenzás a respirar distinto, a sentirte diferente.


Es curioso cómo pudo ensamblar datos de la realidad -en los días anteriores del regreso de Perón al país- con las máscaras sardas como personajes de esta novela, en la que López Rega se dibuja casi con la misma intensidad que en Cola de lagartija.


“En Cola de lagartija , las frases eran todas inventadas, para La máscara sarda tenía un libro de su autoría ( Astrología esotérica, secretos develados ) con su propia letra servida en bandeja. Representa la voz del lado oscuro y te das cuenta como la realidad supera la ficción. Era un ser maléfico. Me llamó la atención leer recortes viejos de la época de López Rega, perdemos la memoria de esos momentos”.

venerdì 14 settembre 2012

COMUNICATO STAMPA: CASTELLO DI SANLURI - VENERDI 5 OTTOBRE 2012 - INCONTRO CONFERENZA CON MARISA AZUARA AUTRICE DEL LIBRO "CRISTOFORO COLOMBO; LA CROCIATA UNIVERSALE"


COMUNICATO STAMPA
Le edizioni Baracoa di Barcellona,  in occasione del lancio dell'edizione tradotta in italiano del libro  “Cristoforo Colombo, la Crociata Universale”  sulle origini sarde dello scopritore delle Americhe   organizzano  L'INCONTRO CONFERENZA con l'autrice
 Marisa Azuara  venerdì 5 ottobre 2012, ore 18 presso la sala conferenze del Castello di Sanluri Via Generale Villasanta, 1 SANLURI. SARDEGNA


Il libro 



Cristoforo Colombo, La Crociata Universale. Saggio storico. Analizza l’impresa di Cristoforo Colombo alla luce della sua origine sardo-genovese e come membro delle famiglie del Visconte di Sanluri, Antonio De Sena, e del Marchese di Oristano, Leonardo Alagòn d’Arborea, ultimo sovrano della Corona de Logu. Conoscere la reale personalità di Cristoforo Colombo offre una prospettiva sorprendente e molto diversa da quella conosciuta sui rapporti mantenuti dal navigatore con le grandi personalità della sua epoca: papa Borgia, i papi Pio II e Pio III, la regina Isabel di Castiglia, re Fernando d’Aragona, re Joao II del Portogallo ed Amerigo Vespucci. L’opera analizza in dettaglio il modo in cui la tragica fine dei giudici d’Arborea e dei marchesi di Oristano influirono sui grandi avvenimenti storici di quell’epoca. (l’espulsione degli ebrei dalla Spagna, l’istituzione dell’Inquisizione, l’assassinio del figlio di papa Borgia, l’unificazione delle Corone di Castiglia e di Aragona in Spagna e l’invasione dell’Italia da parte del re di Francia) e determinarono il futuro del Nuovo Mondo.

L’autrice 



Marisa Azuara è nata ad Alcorisa (Teruel) nel 1959. Laureata in Tecnica delle Imprese ed Attività Turistiche alla E.O.T. di Madrid, città in cui Manuel Ballesteros Gaibrois, noto esperto di Cristoforo Colombo, occupava la cattedra di Storia della Cultura, il quale le trasmise la passione che sentiva nei confronti dello scopritore delle Americhe e la iniziò alla conoscenza della sua figura e della sua epoca.

In occasione del Quinto Centenario della scoperta delle Americhe, Marisa Azuara ha iniziato a ricercare informazioni per scrivere un romanzo sull’impresa colombiana. I primi dati raccolti le dimostrarono che le origini del primo Ammiraglio delle Indie seguitava ad essere indeterminata, ciò che la indusse ad approfondire la ricerca documentaria in diversi archivi sardi, spagnoli ed italiani, cosa che è durata vent’anni e nella quale si è avvalsa dei consigli e della collaborazione di importanti esperti in materia: Domingo Buesa Conte (presidente della Reale Accademia di San Luìs e cattedratico di Diritto Mediovale dell’Università di Saragozza), Miguel Angel Motis Dolader (professore di Storia Medioevale dell’Università di Saragozza ed autore d’importanti studi sulla famiglia Santàngel), Ignacio Javier Bona Lòpez (laureato in Storia all’Università di Saragozza), Mario Ascheri (professore di diritto Medioevale nelle Università di Siena e di Roma e principale studioso mondiale di papa Pio II), Antonello Mattone (direttore del Dipartimento di Storia dell’Università di Sassari), Simona Bellaccini (responsabile del patrimonio a Palazzo Piccolomini di Pienza) e l’avvocato Igino Sanna (traduttore ed appassionato di cultura e di diritto della Sardegna).

Dopo aver pubblicato tre romanzi storici: Justicia, El signo de Salomòn e Matatoros, Marisa Azuara ha deciso di pubblicare i suoi studi in un saggio storico su Cristoforo Colombo: Christòval Colòn, màs grande que la legenda, in cui dimostra, senza la minima ombra di dubbio, che Cristoforo Colombo era il sardo-genovese Cristòbal De Sena Piccolomini e Alagòn di Arborea, nipote del Visconte di Sanluri, Antonio De Sena e nipote, altresì, dell’ultimo sovrano della Corona de Logu, Leonardo Alagòn, Marchese di Oristano.

L’opera è stata adattata in un documentario di Canal de Història: Christòbal Colòn, la Odissea, diretta dall’autrice medesima. Attualmente, Marisa Azuara sta preparando una raccolta documentale che, in otto capitoli, approfondirà la personalità di Cristoforo Colombo nonché gli avvenimenti che lo spinsero a scoprire il Nuovo Mondo.

Come riconoscimento del suo lavoro, Marisa Azuara è stata invitata dalla Real Accademia de Nobles y Bellas Artes de San Luìs di Saragozza a presentare ufficialmente la sua tesi sull’origine di Cristoforo Colombo mediante la lettura della Lezione Inaugurale del Corso Accademico 2010.

Cristoforo Colombo, la Crociata Universale (Edizioni Baracca S.L.) costituisce il culmine dell’esauriente ricerca effettuata sullo scopritore del Nuovo Mondo da Marisa Azuara. Un’opera indispensabile per poter conoscere il navigatore, l’epoca in cui visse e le circostanze che lo spinsero a compiere la sua impresa.


CASTELLO DI SANLURI - VENERDI 5 OTTOBRE 2012 - INCONTRO CONFERENZA CON MARISA AZUARA AUTRICE DEL LIBRO "CRISTOFORO COLOMBO; LA CROCIATA UNIVERSALE"


DONDE NACIO' COLON - CRISTOFORO COLOMBO - LA CROCIATA UNIVERSALE- CASTELLO DI SANLURI: 5 OTTOBRE 2012- MARISA AZUARA




mercoledì 5 settembre 2012

¿ PERON SARDO ? (LA HIPÓTESIS DE UN PERÓN NACIDO EN LA ISLA DE CERDEÑA)


¿PERON, SARDO? (LA HIPÓTESIS DE UN PERÓN NACIDO EN LA ISLA DE CERDEÑA)

Por Mario Casalla
PUNTO UNO
 26/08/2012
Por estos días, dos producciones culturales inspiradas en las figuras mitológicas del peronismo, están a disposición del gran público.
Me refiero a la película “Atraco” (protagonizada por Guillermo Francella), la cual gira sobre el supuesto robo de joyas pertenecientes a Evita durante el exilio transitorio de Perón en Panamá (uno de los períodos de mayor soledad en su vida).

Y el otro es la aparición de la novela “La máscara sarda”, de Luisa Valenzuela, que gira sobre la hipótesis de un Perón nacido en la isla de Cerdeña en 1893 (o ‘95), que emigró a la Argentina como Giovanni Piras y que –protegido por la bondad de Juana Sosa- cambió su identidad, para evitar volver a Cerdeña a cumplir con el servicio militar.

Más tarde ese Giovanni (Juan) por su matrimonio con Aurelia Tizón -cuyo hermano era un influyente funcionario de la época- escaló posiciones y dejó definitivamente atrás esa máscara sarda.

Y no le cuento más, porque para eso está la novela y su autora se enojaría conmigo, con toda justicia, si lo hago.

Lo que sí le digo es que ese supuesto “Perón italiano”, es una de las tantas leyendas de su genealogía y que –como cuenta la autora- le fue narrada en la propia Cerdeña, más concretamente en el pueblo de Mamoida (2500 habitantes), donde el hostal se llama Sa Rosada (La Rosada), en recuerdo de nuestra casa de gobierno y donde los “peronistas” locales la abrumaron con diarios y artículos de época.

Luisa relata el origen ese material para su novela en un artículo periodístico reciente (Revista ADN, La Nación, “El último secreto de Perón”) y usted puede leerlo seguramente por Internet.

Pero no lo que sigue.

LOS ORIGENES DEL APELLIDO PERON

La leyenda de un “Perón italiano, sardo” –que por ende no hubiera podido ser general de la Nación, ni presidente de la República, por impedimento constitucional- tiene también una larga historia entre nosotros, como no podía ser de otra manera.

Además convengamos que -al propio Perón- le gustaba ser un tanto misterioso en ese sentido.

Es muy citada su afirmación -de los años ’60- al biógrafo Pavón Pereyra: “Como si hubiese jugado al destino en una mágica apuesta, logré conservar hasta hoy el origen de mi nacimiento como un profundo secreto”.

Sin embargo, nos parece que hay que entender ese “secreto” más ligado a lo que por entonces era un estigma social y familiar, que a su genealogía histórica (“hijo natural”, o “de madre soltera”, estigma que además compartía con Evita).

Pero, en cuanto a la genealogía histórica del apellido Perón se refiere y a su lugar de nacimiento efectivo (Lobos, provincia de Buenos Aires), eso está hoy muy estudiado y comprobado.

Quizás la investigación genealógica más actual, exhaustiva y erudita sea la obra “El Coronel, 1895-1944”, del historiador Jorge Crespo (Buenos Aires, 1998).

A ella nos remitimos como fuente aquí.

En ella Crespo –luego de señalar las distintas grafías del apellido- concluye que el primer Perón llegado a estas tierras es Silvestre Perón, un sevillano que participó en la expedición de Pedro de Mendoza (1536) y que presenció la fundación de dos ciudades, Buenos Aires y Asunción del Paraguay.

En esta última se quedó a vivir y allí murió (posiblemente alrededor de 1500/1560), según consta en documentación del Archivo de Indias.

O sea que ese “primer Perón” es paraguayo, algo que al último no le habría por cierto disgustado, Sin embargo, no de es esa rama española de los Perón en donde se ubica la genealogía de este Juan Domingo.

Hay que buscar primero por el lado de Francia y luego en Italia.

UN LARGO VIAJE PERONISTA: 1495-1797.

Aquí es bueno reconocer -como lo hace el propio Crespo- “la intuitiva labor del historiador Fermín Chávez: el origen de Juan Perón podría ser vasco-francés”.

Le corresponderá a Crespo probarlo documentalmente y -por lo que se ve en su obra- razones no le faltan.

Con mucha paciencia y pruebas a la vista, Crespo nos irá mostrando que esa rama española de los Perón se traslada –a mediados del siglo XVI- desde el sur hacia el norte de España, a la región Vizcaína (Bilbao y alrededores) y desde allí sigue rumbo a Francia.

Durante su estadía francesa el apellido a veces pierde el acento ortográfico (Peron) y en otras gana una ere (Perrón).

Así y todo Crespo va rastreando su itinerario y demuestra que esos Perón (provenientes de España) terminarán asentados en el norte de Italia, a comienzos de siglo XVIII, muy cerca de Génova.

Y aquí comienza propiamente nuestra pequeña historia: la del “Perón sardo”.

De ese puerto zarpa el buque que trae a América al joven Tomasso Marius Perón (el bisabuelo de Juan Domingo) y aquél que origina la rama argentina de los Perón.

Según registros náuticos Tomasso llega a nuestro país en 1831; mientras que otra rama de esos Perón genoveses irá al Brasil: son los descendientes de Angelo Perón, uno de cuyos hijos (Giovanni, Juan) ya nació allí, por lo cual desde el 1900 hay una rama Perón brasileña, que no es la que se proyecta entre nosotros.

O sea que hasta aquí, hay Perón para todos los gustos: españoles, argentinos, paraguayos, brasileños, franceses e italianos!

Pero la rama argentina queda claramente identificada: son los descendientes de Tomasso Marius Perón, bisabuelo de Juan Domingo que llega a nuestro país en 1831.

Ahora bien, ¿desde dónde?, ¿desde Cerdeña acaso?.

¿Era ese Perón sardo?


UN PASAPORTE MAL LEIDO

La respuesta es doblemente negativa: ese primer Perón llegado a la Argentina en 1831 (Tomás Mario) no era sardo, sino genovés; y, por supuesto, su bisnieto (Juan Domingo), no había nacido en Cerdeña sino en Lobos provincia de Buenos Aires, el 8 de octubre de 1895, de la unión de Mario Tomás Perón y Juana Sosa.

Para aclararlo, démosle directamente la palabra a nuestro investigador, Jorge Crespo: “ Ha sido un error muy común de varios autores el conceder a la isla de Cerdeña el lugar original del apellido Perón y del nacimiento del bisabuelo de Perón, Tomassus Marius.

La confusión se debió a que el pasaporte del primer Perón llegado a nuestras costas, estaba expedido por un funcionario del “Reino de Cerdeña”.

No se percataron los biógrafos de Perón, que el dueño de esos documentos había nacido en Génova y que en la casilla correspondiente al puerto o lugar de origen del permiso correspondía a “Génova”.

Asociaron inmediatamente Reino de Cerdeña con Cerdeña y de allí en más dijeron que Tomasso Marius Perón había nacido en Cerdeña y –otro grueso error- era que Juan Perón era de ascendencia sardo”.

No nos olvidemos que –por aquellos años- Cerdeña era colonia de la ciudad de Génova.

Por cierto que esta verdad histórica, no cancela ni invalida la verdad literaria; más aún, la propia Luisa Valenzuela reconoce -con toda probidad- el carácter ficcional y anecdótico de su novela, lo cual también está muy bien.

Por otro lado, la leyenda que le refirieron en la propia Cerdeña y fue su fuente de inspiración, llegó hasta nosotros y –como vimos- también provocó sus equívocos.

Además su producto (“La máscara sarda”) es mucho más noble que la novela de Tomás Eloy Martínez sobre el mismo personaje.